Estos largos bancos corridos, procedentes del desahucio de la Pizzeria Cervantes y que un cuidadoso emprendedor cedió generosamente al primero que pasase, han sido restaurados, por nuestro excelente equipo de profesionales, para ponerlos a disposición de nuestra clientela más exigente.

En busca de ofrecer el mayor confort y encanto, y en recuerdo de los gratos momentos pasados, la denominamos «El Banquillo», para honrar con este nombre humilde a aquellos de los nuestros que por su personalidad abierta, creatividad financiera, soltura fiduciaria y encanto personal, has sobresalido por sobre el resto, gracias a su modestia y conductas ejemplares en los momentos difíciles por los que cualquier liberal que se tenga por tal, tiene que arrostrar, incomprendido su arte, por la masa más vulgar.